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viernes, 6 de junio de 2008

Retenciones: otra explicacion

Reteniendo
Finalmente llega el comentario de Homoeconomicus sobre las retenciones. Ya todo lo que pensamos lo ha dicho alguien en el paso de estos días, por lo que tan sólo quedará este post como un repaso.

Primero pongamos un poco de luz sobre el sistema de las retenciones móviles. Supongo ya muchos lo entendieron, pero la verdad tiene cierta complejidad. La idea es que a medida que va creciendo el precio, el Estado va apropiándose de cada vez mayor parte del aumento de los ingresos, como pasa con cualquier impuesto progresivo. Entonces tenemos que hasta que la soja supera los 200 dólares por tonelada, el Estado se apropia del 23,5%, de los siguientes 100 se queda con el 38%, después con el 58 y así hasta llegar a quedarse con el 95% de todo lo que supere los 600 dólares.

En el gráfico siguiente se ven como quedan las retenciones para distintos niveles de precios. Ahora está en 530 o algo así, si mal no recuerdo, es decir, con un nivel de 44% aproximadamente. En caso de que suba el precio, la alícuota se va incrementando. Por ejemplo, con una soja a 700 dólares la tonelada, las retenciones serían del 56%. Ya se habría superado así la brecha psicológica del "cada dos camiones que mando al puerto uno se lo queda Nestor". El gráfico termina con un ridículo 81% si la soja vale dos mil dólares, situación algo improbable.



Uno de los rasgos que correctamente se ha señalado sobre este sistema es que es más previsible. Hasta ahora ya regía con este gobierno un sistema de retenciones móviles, nada más que no estaban anticipados los cambios de alícuotas. Antes simplemente se las subía sin preaviso cuando el precio se incrementaba demasiado. Ahora ya se sabe cómo va a cambiar. Además, el sistema reduce la banda en la que se mueven los precios, lo que reduce aún más la incertidumbre.
Abajo sale el segundo gráfico, que muestra la evolución del precio de la soja sin retenciones y el que hubiera regido de haberse aplicado este sistema de retenciones desde 1990.



En el anuncio de la medida, el gobierno debería haber hecho más énfasis en un factor fundamental: el sistema le asegura a los productores una disminución de las retenciones en caso de que el precio de la soja baje. Si se fijan en el gráfico, la diferencia entre ambas curvas es lo que recaudaría el gobierno. Esa brecha es sustancialmente menor en los años 99-01 donde el precio estuvo por debajo de los 200 dólares, que en febrero de este año. La reducción de la recaudación cuando caen los precios reduce el impacto que esta caída tiene sobre los productores.

Sin duda establecer un sistema que permita dejar de toquetear una y otra vez las reglas de juego para el agro es un avance. Aunque a mí entender este sistema es bastante complejo de sostener si se da cierto escenario.
Este gráfico muestra cuánto se queda el gobierno y cuanto el producto a distintos niveles de precios.



Entre los 200 y los 600 dólares la tonelada, crecen tanto los ingresos del productor como los del gobierno, aunque los de este último lo hacen en mayor medida. Este es más o menos el sistema que se vino implementando hasta ahora, cuando sube el precio suben las retenciones, pero los productores siempre se quedan con un ingreso mayor que el anterior. Ahora, el problema es cuando pasás los 600 dólares. Sí, quizás no lleguemos a esos valores, pero hace unas semanas se superaron los 550, tampoco está tan lejos. A partir de los 600 dólares, el precio recibido por los productores queda prácticamente fijo. El 95% del incremento de los ingresos se lo queda el Estado.
Más o menos, te diría que si el precio llega a los 650 la gente del agro te va a prender fuego la rosada. De los últimos 50 dólares de incremento de precios tan sólo se quedarían con dos con cincuenta, situación un toque difícil de sostener.
Quizás me esté poniendo viejo y conservador, pero me parece que el 95 es una exageración y atenta contra la supervivencia de la medida en el mediano plazo. Preferible hubiera sido parar con una del 80 o algo así, que tener que cambiar el sistema si el precio se sigue disparando. Además, le sacabas el argumento del "precio máximo" que están utilizando ahora. Incluso se quedaban sin la excusa de la destrucción del mercado de futuros, que tan bien levanta el agroboy y tanto mejor refuta Rollo. Pero bueno, viste como es, dejás una medida así en manos de los zurditos esos que sobreviven en programación y te ponen el 95.

De más está decir que la medida nos alegra. Incluso nos anticipamos a ella pocos días antes diciendo que había margen para subirlas. La soja estaba ofreciendo una rentabilidad extraordinaria. Cualquiera sabe que eso pasaba en 2005 y 2006. En 2007 ya se volvió grosero. Y el 2008 se presentaba obsceno. Por un factor fortuito como el incremento de los precios internacionales generados por la demanda de China, India y el impulso del biodiesel, comenzaron a llover dólares sobre el país. Y el incremento de los costos, lo cual es cierto que ocurre, no llega a opacar las ganancias extraordinarias. La suba de los arrendamientos, del costo de los contratistas y del precio de varios insumos se debe principalmente a que en toda la cadena todos saben que están lloviendo dólares y todos quieren un poco. Esas subas de costos no son más que una redistribución del ingreso al interior de la cadena.

La medida cobra sentido desde distintos ángulos. Por un lado, el Estado tiene que regular el impacto de los shocks externos sobre la economía. Si los macroeconomistas en su conjunto gritaron cuando el gobierno entregó un impulso fiscal de un punto del PBI en el 2007, no me imagino que dirán con los 3/4 puntos que entrega el precio de la soja. Si al primero había que evitarlo cuando teníamos una inflación del 10, con una más cercana al 18 claramente el impulso al gasto que genera esta suba de precios es peligrosa. Utilizar este shock de términos de intercambio para, por ejemplo, desendeudarse, es una política bien contracíclica que tiende a fortalecer el sendero de crecimiento futuro.
Por otra parte, está el factor redistributivo. Mientras más guita ganan más se les cobra. Es la base del sistema de retenciones móviles y de cualquier impuesto progresivo. Nadie negaba ya el año pasado las extraordinarias ganancias que el sector ofrecía. Por eso cuando les subieron las retenciones al 35 casi ni chistaron. Porque sabían que igual seguían ganando fortunas. Por eso también probablemente este paro en algún momento termine igual. Volverán a sus campos a seguir amasando fortunas. Si la bonanza fiscal que esto permite se usara para una cosa así, el panorama social, e incluso económico, cambiaría por completo.
El tema de la "sojización", por más denostada que se encuentre, también es un factor válido. El país tiene cerca de la mitad de sus tierras dedicadas a un sólo cultivo. Esto pone a su sector externo en un nivel de alta dependencia de los precios internacionales de este producto, los cuales obviamente son de una alta volatilidad. Esto es inaceptable para cualquier país que no pretenda merecer el rótulo de "bananera". La diversificación de la producción contribuye en primer lugar a disminuir los riesgos que un cambio de precios puede generar. Pero además un nivel de retenciones mucho mayor para la soja que para los otros productos incentiva la rotación de cultivos. Como cualquier tipo con un mínimo de honestidad intelectual reconoce, los niveles de fertilización y rotación de cultivos actuales son insuficientes para mantener los rendimientos del campo. Se le sacan más nutrientes de los que se repone, obteniendo así ganancias hoy a costa del rendimiento futuro. Comportamiento populista [si es que no se la quedaran toda ellos], bien definido con el famoso "pan para hoy hambre para mañana".
Por último, se lo puede pensar en cuanto a la estrategia de desarrollo. Hoy el país recibe una renta extraordinaria por las condiciones particulares en las que se encuentra el mercado mundial de ciertos commodities. Y nada indica que las señales que hoy está dando el mercado produzcan una asignación de las inversiones y los recursos del país que ponga al país en la tan ansiada senda del desarrollo. La captación por parte del Estado de la renta extraordinaria y la utilización para el desarrollo de sectores que se consideren estratégicos. No existe y no existirá un país que sea desarrollado por su gran capacidad de vender granos de soja a China. Otra cosa es un país que haga punta en sectores como el software, la biotecnología, el farmacéutico, la energía nuclear y otras energías alternativas, la metalmecánica, por sólo decir algunos. No toda redistribución de rentas es una política de desarrollo, pero no existe política de desarrollo sin redistribución de rentas. Como diría Alice Amsden al explicar el milagro coreano, “the first industrial revolution was built on laissez-faire, the second on infant industry protection. In late industrialization, the foundation is the subsidy”.

Un último gráfico... A pesar de que lloren y lloren, este año también la van a levantar con pala. Abajo se muestra cuánto hubiera valido una cosecha de 45 millones de toneladas con los distintos precios y niveles de retenciones que regían en cada uno de esos años.



Mientras hasta el 2006 una cosecha así le hubiera dejado al agro algo así como 8 mil millones de dólares, el año pasado les dejó [igual fue creo de 47 millones de toneladas] más de 10 mil. Para el 2008, incluso con el interesante incremento de la presión tributaria del que goza [ahh, no, sufre, perdón!] el sector, esa misma cosecha significarán 13 mil millones y medio de dólares. Eso quiere decir que, sin invertir ni un poco de sangre, sudor y lágrimas, los productores de soja disfrutarán de toda esa cantidad de guita increíble que consiguieron el año pasado mas otros 3 mil millones de dólares extra. Esa suba de sus ingresos, vale aclararlo, es completamente independiente de cualquier inversión o mejora tecnológica o lo que sea que haya hecho el agro. Se debe en su totalidad a factores completamente ajenos, como son la decisión de los chinos de industrializarse o de la Unión Europea de usar biocombustibles.
Así que menos llanto y dedíquense a disfrutar ese punto del PBI [los 3 mil millones de dólares] que les lloverá de arriba en el 2008.

Ahh, me olvidaba: el espacio público no se negocia, los derechos de uno terminan cuando empiezan los derechos del otro, la libre circulación es un derecho constitucional. Así que a todos los inadaptados estos que cortan la ruta, a correrlos a los balazos.


Material extraido de: http://homo-economicus.blogspot.com

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